El afecto en la infancia: Teoría del apego
Cómo se establecen los primeros vínculos amorosos en la infancia – con la familia y el entorno- pueden ser determinantes en cómo se relacionará dicho individuo a lo largo de su vida, con el mundo y con los otros. |
La teoría del apego habla sobre el vínculo emocional que establece el recién nacido con su figura de apego (padre, madre o cuidador). Describe cómo el bebé genera determinadas respuestas que estarían dirigidas a poder afianzar ese vínculo con el otro y a asegurarse su propia supervivencia a través de las sonrisas reflejas, el llanto o el balbuceo, que hacen que el adulto le preste atención.
Generalmente, ese primer vínculo de apego es con la madre o con quien haga de función materna (alimentación, higiene, consuelo, acunarlo para dormir, quitarle los gases, etc.). Y se puede ver cuándo se ha establecido el apego cuando el bebé protesta cuando es separado de dicha figura.
“Un niño que sabe que su figura de apego es accesible y sensible a sus demandas les da un fuerte y penetrante sentimiento de seguridad, y la alimenta a valorar y continuar la relación” (John Bowlby).
Después, con los estudios realizados de Ainsworth, se puede ver cómo hay diferentes tipo de apegos, seguro, apego inseguro-evitativo y apego inseguro-ambivalente- y, en función de cómo sea ese vínculo, así se relacionará con el mundo y tendrá una percepción diferente de sí mismo.
La sensibilidad de los padres para percibir las necesidades afectivas de los niños, la predisposición a mantener contacto físico con ellos y cuidarles va a ser fundamental para que se pueda establecer un apego que le permita relacionarse con el mundo de una manera saludable.
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